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lunes 19 de de 2025

Bored Monkeys' Trend of Kidnapping Baby Howlers Raises Scientific Eyebrows

En la isla deshabitada de Jicarón, al sur de Panamá, los monos capuchinos de cara blanca parecen haber desarrollado un curioso comportamiento que está intrigando a la comunidad científica. Estos primates, reconocidos por su inteligencia y capacidad para utilizar herramientas de piedra, han comenzado a secuestrar crías de los monos aulladores como si de accesorios extraños se tratara.

Bajo el liderazgo de un grupo de investigadores del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, liderado por la ecóloga del comportamiento Zoë Goldsborough, se ha documentado este fenómeno a través de cámaras trampa colocadas estratégicamente en el hábitat de los capuchinos. En estas grabaciones se puede observar a un monos capuchinos transportando crías de monos aulladores sobre su lomo. Este comportamiento inicialmente desconcertó a los científicos, ya que parecía tratarse de una adopción inter-especie, cosa rara entre los primates y más aún cuando lo ejecutan individuos machos.

Durante un período de 15 meses, cinco capuchinos, incluyendo uno apodado Joker, fueron observados cargando a once distintos bebés aulladores, siendo notoriamente despreocupados por su bienestar. Lamentablemente, se teoriza que las crías murieron eventualmente de inanición, con cuatro de ellas confirmadas fallecidas.

Lo más sorprendente es que este extraño comportamiento no parece tener un propósito elemental, sino que se asemeja más a una moda pasajera, similar a otras manifestaciones culturales observadas en el reino animal. Tal como el fenómeno de los sombreros de salmón en las orcas o los chimpancés llevando pasto en sus orejas, los capuchinos de Jicarón han adoptado una conducta que carece de un propósito funcional aparente.

La hipótesis principal de los investigadores sugiere que esta situación peculiar podría deberse a un simple aburrimiento. Sin depredadores naturales y con escasa competencia en su entorno, los capuchinos de Jicarón llevan una vida cómoda y despreocupada, lo que podría estar incentivando la aparición de este tipo de innovaciones culturales. Esta ociosidad es vista como un caldo de cultivo para comportamientos nuevos y creativos, según explica Goldsborough.

Esta insólita situación ha suscitado preguntas sobre cómo se sienten los monos aulladores respecto a esta situación y qué implicaciones tiene dentro de sus propias dinámicas sociales. Juntos, estos hallazgos invitan a reflexionar sobre las similitudes entre las culturas humanas y animales, sobre todo en cómo algunos patrones culturales pueden derivar en prácticas perjudiciales para otras especies.

La investigación continúa, con científicos dispuestos a observar si este fenómeno persiste o si aparecen nuevas modas en la población capuchina de esta isla. Las conclusiones destacan la maravilla y complejidad del comportamiento animal, recordándonos que incluso en el reino animal, las tradiciones y tendencias culturales pueden ser igualmente erráticas y fascinantes.