Un reciente estudio realizado por un equipo de especialistas del University of Glasgow ha revelado que caminar a un ritmo acelerado podría ser la clave para reducir el riesgo de sufrir problemas de ritmo cardíaco. La investigación destaca que quienes caminan a una velocidad promedio de entre 3 y 4 millas por hora tienen un 35% menos de posibilidades de desarrollar anomalías en el ritmo cardíaco, en comparación con aquellos que caminan a menos de 3 millas por hora.
Para los entusiastas del paseo a paso rápido, la noticia es aún mejor: caminar a más de 4 millas por hora podría reducir el riesgo hasta en un 43%, posicionándose casi como una píldora mágica natural para el corazón. Las irregularidades cardíacas consideradas en el estudio incluyen la fibrilación auricular, taquicardia y bradicardia.
Recogiendo datos del Biobanco del Reino Unido, el estudio analizó el ritmo de caminata de más de 420,000 adultos de mediana edad, y se determinaron tiempos precisos de caminata para 81,956 de ellos. Una de las conclusiones más impactantes es que aquellos que dedicaban más tiempo a caminar enfrentaban un riesgo significativamente menor de problemas de ritmo cardíaco, bajo la condición de que su ritmo fuera al menos moderado a acelerado.
Jill Pell, científica de salud pública de la Universidad de Glasgow, destaca que es la primera vez que un estudio investiga los mecanismos biológicos que vinculan el ritmo de caminata con las arritmias, señalando el papel crucial de los factores metabólicos e inflamatorios en este proceso.
Es importante resaltar que, aunque las conclusiones de estos estudios observacionales no demuestran una relación causal directa entre el ritmo de caminata y las anormalidades cardíacas, la fuerte asociación es prometedora. Las evidencias sugieren que alrededor de un tercio de esta relación se debe al impacto positivo que una caminata rápida tiene sobre el metabolismo y la inflamación del cuerpo, afectando factores como la presión sanguínea y el índice de masa corporal.
Otro aspecto interesante del estudio, publicado en la revista Heart, es que las mujeres, personas menores de 60 años y aquellas con hipertensión o múltiples condiciones de salud preexistentes parecían beneficiarse de manera especial al caminar a un ritmo más acelerado.
En términos de salud cardiovascular y envejecimiento biológico, ahora hay un fuerte aval para el viejo consejo: moverse a un buen ritmo, deteniéndose solo cuando sea necesario. Esto no solo promueve una vida más larga sino también de mejor calidad. De modo que la próxima vez que salgas a dar una vuelta, intenta pisar con un poco más de energía. ¡Tu corazón te lo agradecerá!