Un comportamiento inquietante ha sido observado entre un grupo de cinco jóvenes monos capuchinos en la isla Jicarón, cerca de la costa de Panamá. Estos monos han comenzado a raptar bebés de una especie distinta, en este caso, los monos aulladores, una especie en peligro. Esta conducta, descrita como “extraña y sin propósito claro”, ha resultado mortal para varios de estos infantes secuestrados.
Los investigados primeros casos datan de enero de 2022 cuando un mono capuchino, apodado Joker, fue visto cargando a un mono aullador bebé en su espalda. Inicialmente, los investigadores pensaron que se trataba de un caso aislado. Sin embargo, pronto surgieron otros casos documentados, resultando en el rapto de 11 bebés a lo largo de un período de 15 meses.
A pesar de que, en algunas ocasiones, los capuchinos parecen intentar cuidar a los infantes como a uno de los suyos, muchas veces eran vistos cargando a las crías muertas “como títeres o muñecos”, según indicó Brendan Barrett, ecologista conductual del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal. Esta situación llega al punto de que al menos cuatro de los cruelmente tratados bebés murieron durante el estudio.
El análisis de grabaciones mostró a estos primates llevándose consigo a las crías mientras las madres aulladoras, desesperadas, les buscaban desde los árboles. Estas grabaciones confirmaban lo que ya temían los investigadores: los capuchinos efectivamente habían perpetrado abducciones.
Curiosamente, a pesar de esta conducta disruptiva, los capuchinos no se alimentaron de los infantes de los aulladores, ni persisten elementos que indiquen una razón clara detrás de este comportamiento. Brendan Barrett especula que la falta de depredadores en su entorno podría haber incentivado un comportamiento más exploratorio y “aburrido”. La tradición social que han desarrollado los capuchinos jovenes ilustra un ritual complejo que aún enfrenta muchas interrogantes.