En un contexto donde la reticencia a los vacunas sigue siendo un problema global, especialmente respecto a la de virus del papiloma humano (VPH), un estudio reciente evaluó la efectividad de los chatbots basados en modelos de lenguaje (LLM) en la persuasión de los padres reticentes a vacunar a sus hijos. Este experimento se llevó a cabo en varios países, incluida Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, y giró en torno a dialogar brevemente con chatbots durante tres minutos, frente a recibir el mensaje estático de salud pública estándar.
Los participantes, un grupo de 930 padres indecisos respecto al uso de la vacuna VPH para sus hijos, fueron divididos en diferentes grupos: aquellos que no recibieron ningún mensaje, los que leyeron material de salud pública convencional, y aquellos que interactuaron con dos versiones diferentes de chatbots. Los chatbots, encargados de persuadir a los padres, presentaron dos estilos: uno con respuestas cortas y conversacionales, y otro con respuestas más estructuradas y largas.
El estudio demostró que las interacciones con los chatbots incrementaron la intención de vacunar a corto plazo en comparación con no recibir mensajes, elevando la intención en un rango de 7.1 a 10.3 puntos sobre 100 en la escala de intención. Sin embargo, dichos incrementos no lograron superar a los obtenidos mediante la lectura de materiales de salud pública estándar.
Es interesante destacar que aunque el chatbot conversacional estaba diseñado para enganchar y fomentar una atmósfera amigable, los usuarios lo consideraron menos efectivo en comparación con su contraparte estándar. De hecho, este estilo amistoso incrementó la intención de vacunar 5.2 puntos menos que los materiales de salud pública. Mientras los efectos de los chatbots disminuyeron en un seguimiento de 15 días, los materiales estándar de salud pública mostraron durabilidad al respecto, superando al control de no mensaje.
Ni los chatbots ni los materiales estándar causaron efectos secundarios, como el incremento en la intención de recibir otras vacunas o en la donación a causas de vacunación. Los resultados subrayaron que los mensajes centrados en recursos de confianza y beneficios comunitarios generaron una mayor disposición a vacunar que los enfoques basados en seguridad. Sin embargo, el uso de inteligencia artificial deja entrever un desafío: el beneficio incremental sobre las actuales comunicaciones públicas de salud sigue sin estar claro.
El estudio concluye resaltando que mientras los chatbots basados en LLM pueden ser herramientas útiles para reforzar las estrategias de comunicación de salud pública, su integración debe hacerse cuidadosamente, para complementar y no sustituir los métodos actuales. Esto refuerza la importancia de abordar la reticencia a las vacunas con aproximaciones multidimensionales que integren interacción personalizada y estructural.
Finalmente, es crucial seguir explorando cómo optimizar estos algoritmos para apoyar estrategias de comunicación sanitaria, asegurando que puedan contribuir de manera efectiva y ética en la promoción de la salud.