En el Parque Nacional Cantanhez de Guinea-Bisáu, cámaras han capturado imágenes de chimpancés salvajes compartiendo frutas fermentadas que contienen alcohol. Este hallazgo asombroso sugiere que la práctica de consumir alcohol podría ser una tradición ancestral que data de antes de la existencia de nuestra especie. El estudio, liderado por la primatóloga Anna Bowland de la Universidad de Exeter, revela que a pesar de no estar acostumbrados a los humanos, los chimpancés han sido observados comiendo y compartiendo pacíficamente frutos fermentados con otros miembros del grupo, incluidas hembras y jóvenes.
Las frutas en cuestión son el pan africano, conocidas por fermentarse naturalmente y contener etanol, con un contenido alcohólico de 0.01 a 0.6 por ciento. Para los chimpancés, la fruta constituye la mayor parte de su dieta, lo que podría implicar que consumen una cantidad significativa de alcohol. Este comportamiento se ha registrado en diez ocasiones distintas, donde 17 chimpancés participaron del ritual de compartir. Más sorprendente aún, se observó un caso de ‘compartición activa-pasiva’, donde un chimpancé permitió a otro tomar fruto directamente de su boca.
Kimberley Hockings, antropóloga biológica de la Universidad de Exeter, destaca que los chimpancés generalmente no comparten comida, lo que sugiere que el comportamiento con estas frutas podría tener mayor importancia social. A pesar del nivel de alcohol relativamente bajo, se rescata la idea de que estos primates podrían estar en la etapa temprana de un comportamiento similar a lo que los humanos entendemos como ‘banquetes’.
Al analizar los resultados de la investigación, se entiende que hace aproximadamente 10 millones de años, un ancestro común de los grandes simios africanos desarrolló la habilidad de metabolizar etanol, coincidiendo con la transición de vivir en árboles a desplazarse por el suelo, donde existía abundancia de frutas maduras.
La investigación también sugiere que el consumo de alcohol es más antiguo que la humanidad misma, ya que el género Homo evolucionó hace 3 millones de años. Este descubrimiento podría proporcionar pistas sobre el origen de las tradiciones humanas relacionadas con el festín y el compartir comida en reuniones sociales. Aunque es necesario investigar más sobre si los chimpancés buscan fructíferamente las frutas fermentadas, la posibilidad de que el festín humano tenga raíces profundas en la evolución es fascinante.