Hace casi siete décadas, el químico Ronald Breslow de la Universidad de Columbia lanzó una hipótesis provocadora: la vitamina B1 (también conocida como tiamina) podría formar carbenos, estructuras moleculares que son cruciales para procesos metabólicos en el cuerpo. Sin embargo, esta idea parecía un imposible científico, pues los carbenos son sumamente inestables en agua.
Años más tarde, el equipo de investigación de la Universidad de California en Riverside logró desafiar esta suposición preexistente, dando un paso monumental en el campo de la química. Han conseguido observar un carbene estable en agua, un ambiente que tradicionalmente lo degradaría de inmediato. “Esta es la primera vez que alguien logra mantener un carbene intacto en agua”, explicó Vincent Lavallo, químico integrante del equipo.
El método detrás de esta hazaña es tanto ingenioso como revelador. Los científicos crearon en el laboratorio un “traje de armadura” molecular que envuelve y protege al carbene, permitiéndole permanecer estable en un medio acuoso durante seis meses. Esto no solo reafirma la hipótesis de Breslow sobre la vitamina B1, sino que también abre nuevas puertas para el uso de carbenos en aplicaciones industriales.
Gracias a esta protección avanzada y otras modificaciones químicas, los investigadores piensan que estos catalizadores podrían facilitar reacciones químicas de manera más ecológica. “El agua es el solvente ideal – abundante, no tóxico y amigable con el medio ambiente”, destacó Varun Raviprolu de UCLA. Imaginen la posibilidad de usar agua en lugar de sustancias peligrosas y tóxicas en la manufactura de fármacos y combustibles.
Hay también un toque de serendipia en todo esto. El descubrimiento no fue producto de una búsqueda directa para validar la teoría de Breslow, sino más bien como resultado de un estudio sobre moléculas reactivas. Un recordatorio de que no deberíamos renunciar a una teoría prometedora, incluso si ha estado latente durante décadas.
Aún queda camino por recorrer para estos científicos, quienes seguirán explorando por qué este “traje de armadura” parece reducir la reactividad del carbene. Pero cada nuevo descubrimiento se debe en parte al trabajo pionero de Breslow. “Hace 30 años, tales moléculas eran pensadas como imposibles de sintetizar, hoy las podemos contener en agua”, concluyó Lavallo. Esta investigación confirma que los horizontes de la ciencia siempre están listos para ser ampliados, y que la paciencia y la perseverancia pueden rendir frutos en la búsqueda del conocimiento.