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domingo 20 de de 2024

Dementia: The Silent Challenge for Many Aging Americans Living Alone

La realidad de los adultos mayores con trastornos cognitivos que viven solos en Estados Unidos es alarmante. Un creciente estudio encargado por la socióloga Elena Portacolone, de la Universidad de California-San Francisco, estima que al menos 4.3 millones de personas de 55 años o más viven en esta situación debido a su deterioro cognitivo o demencia. Esta población, que representa un desafío invisible para el sistema de salud, enfrenta obstáculos considerables para llevar a cabo actividades diarias como bañarse, comer, o tomar medicamentos. Y aún más preocupante, solo una minoría recibe la ayuda que necesitan.

Los adultos mayores que sufren de deterioro cognitivo sin un cuidador familiar son, en su mayoría, mujeres de edad avanzada, pertenecientes a grupos minoritarios como los afroamericanos y latinos, y con escasos recursos económicos y educativos. A pesar de sus apremiantes necesidades, apenas un 21% de estas personas califican para programas asistenciales como Medicaid.

El descuido de esta cuestión por parte del sistema de salud, que asume la existencia de redes familiares de apoyo, deja a muchos en peligro de sufrir malnutrición, aislamiento social, auto-negligencia y, en el peor de los casos, estafas. La memoria y los problemas de pensamiento están complicando tareas cotidianas básicas como el manejo de cuentas, lo que puede derivar en desastres personales como cortes de electricidad o avisos de desalojo.

Portacolone y un equipo nacional de investigadores han seguido de cerca la vida de casi 100 adultos mayores que lidian con estos problemas, documentando preocupaciones recurrentes como la pérdida de confianza en sí mismos y el temor a olvidar cosas importantes. Mientras tanto, individuos como David West, un ex trabajador social, y Denise Baker, una ex analista de la CIA, muestran cómo están adaptándose a la vida con demencia, aunque conscientes de sus limitaciones.

El sistema asistencial es un recurso valioso, aunque insuficiente, ya que muchos de estos individuos no reciben el soporte adecuado. Elizabeth Gould, co-directora del Centro Nacional de Recursos sobre Alzheimer y Demencia, sugiere que un simple cambio en las preguntas que realizan los proveedores de atención médica podría mejorar la identificación de quienes necesitan asistencia adicional.

Mientras que algunos, como Kathleen Healy, contaban relatos de resiliencia personal y el apoyo limitado de vecinos o amigos, la situación fuera de sus paredes es de incertidumbre. Tal como explicó Baker, el deseo de mantenerse independiente es fuerte, pero llegan momentos en los que la ayuda externa es indispensable, tal y como lo experimentó tras las inundaciones en Asheville.

La investigación de Portacolone es crucial para resaltar la urgencia de esta problemática. Queda claro que las soluciones deben ser implementadas a nivel gubernamental y comunitario para que estos adultos mayores puedan vivir con dignidad e independencia.