Investigaciones recientes han arrojado luz sobre el destino de los canguros gigantes que habitaron el este de Australia. Este descubrimiento se centra en el análisis de los dientes fosilizados del género ahora extinto Protemnodon, hallados en las Cuevas de Mount Etna, Queensland. Estos análisis sugieren que, a diferencia de sus descendientes modernos, estos canguros gigantes no viajaban largas distancias, lo que los hacía particularmente vulnerables a los cambios ambientales.
Hace cientos de miles de años, los Protemnodon vivieron en lo que se considera un “utopía” de selva tropical, un hábitat rico y estable que perduró hasta que la región experimentó una transición climática hacia condiciones más áridas. A través del uso de técnicas de datación de serie de uranio y la datación por luminiscencia, los científicos determinaron que estos canguros existieron en el área aproximadamente desde hace 500,000 años hasta 280,000 años atrás. Sin embargo, la creciente aridez del clima resultó en la extinción local de estas especies adaptadas a entornos húmedos y densos.
El estudio se centra en los rangos de forrajeo de los Protemnodon, investigando la química de sus dientes mediante isótopos de estroncio. Sorprendentemente, estos canguros no viajaban más allá del entorno inmediato del área de piedra caliza donde se encontraban, una adaptación a la constate disponibilidad de alimentos en su entorno. Esta limitada movilidad probable se reflejaba también en su modo de desplazamiento, que apunta a caminar sobre cuatro patas en lugar de saltar, como sus parientes modernos.
La extinción de estos canguros gigantes en Mount Etna ofrece una valiosa visión sobre cómo las adaptaciones locales y los cambios climáticos afectaron a la megafauna australiana. Al parecer, sus hábitos de alimentación “localizados” quizás fueron una trampa mortal cuando las condiciones ambientales cambiaron más allá de lo que estas especies pudieron gestionar.
La ausencia de influencia humana en la extinción de Protemnodon en Mount Etna refuerza la teoría de que los factores climáticos fueron mayores impulsores de este evento. Este estudio no solo subraya la importancia de las respuestas adaptativas locales en la extinción de megafaunas, sino que también abre puertas para realizar más investigaciones centradas en la respuesta de otras especies a cambios ambientales particulares en sus respectivas regiones.