Un equipo de investigadores de la Universidad de Southampton ha emigrado con éxito un concepto teórico de la década de 1970 llamado “bomba de agujero negro” en un entorno de laboratorio. Este fenómeno, inicialmente propuesto por Roger Penrose y más tarde desarrollado por Yakov Zel’Dovich, busca aprovechar la energía gravitacional de los agujeros negros para amplificar la energía de partículas cercanas. Dado que replicar directamente las condiciones de un agujero negro es impracticable, los científicos han desarrollado un experimento análogo utilizando un cilindro de aluminio rotando en medio de campos magnéticos controlados.
La clave del experimento reside en la rotación del cilindro en consonancia con los campos magnéticos circundantes. Cuando el cilindro gira más rápido, el campo magnético es intensificado, demostrando un claro aumento de energía en línea con las teorías antiguas, especialmente las propuestas por Press y Teukolsky. Este avance experimental es un reflejo de los experimentos que Zel’dovich había observado para la generación espontánea de energía.
Este logro es parte de un esfuerzo más amplio por simular las características de los agujeros negros, que debido a sus extremas propiedades gravitacionales, no pueden ser estudiados directamente. La experimentación confirma que se pueden emular algunas de estas características a menor escala y presenta una vía accesible para continuar explorando estas maravillas cósmicas. No obstante, el desarrollo de aplicaciones prácticas a partir de este fenómeno exigirá más investigaciones y ajustes.
El experimento no es peligroso y podría representar un avance significativo en la comprensión de la física detrás de objetos extremos y poderosos en nuestro universo. Aunque el trabajo actual es preliminar, las posibilidades futuras son vastas, ya que entender los agujeros negros es fundamental para avanzar en la astrofísica y otras áreas conexas.