Solo noticias

y ya

lunes 28 de de 2025

El Desafío del Diagnóstico de Trastornos Neurológicos Funcionales

El trastorno neurológico funcional (FND) es una afección severa que muchas veces pasa desapercibida a pesar de su frecuencia. Los síntomas pueden ser inesperados y variados, presentando cuadros clínicos que a menudo son confundidos con enfermedades reconocidas como el ictus, la esclerosis múltiple o la epilepsia. Sin embargo, a diferencia de estas enfermedades, el FND no se debe a un daño o proceso patológico tangible en el sistema nervioso, lo que complica su diagnóstico clínico.

Los síntomas funcionales implican una disfunción en el procesamiento de información entre redes cerebrales, comparando el problema a un desajuste en el “software” del cerebro, no en su “hardware”. Las manifestaciones pueden incluir parálisis, movimientos anormales como temblores y tics, dificultades motoras, y síntomas sensoriales como entumecimiento o pérdida de la visión. Los síntomas cognitivos como niebla mental y fatiga crónica son comunes, y sin un tratamiento adecuado, estos pueden persistir por años.

El FND es sorprendentemente más común de lo que podría suponerse, superando incluso a la esclerosis múltiple, con una incidencia estimada de entre 10 a 22 personas por 100,000 al año. Desafortunadamente, esto no siempre se refleja en la detección y manejo clínico, ya que muchos profesionales aún lo pasan por alto. Persiste un sesgo histórico debido a vínculos malentendidos con condiciones etiquetadas como “histeria”, especialmente en mujeres, quienes son dos tercios de las afectadas.

Hoy, los tratamientos para FND, aunque no curativos, se centran en la rehabilitación personalizada con equipos multidisciplinarios. Esta atención integral incluye desde fisioterapeutas hasta psicólogos, cada uno aportando en áreas específicas del proceso de recuperación, logrando mejoras rápidas cuando se identifican y abordan tempranamente. La información adecuada sobre su condición juega un papel crucial en la recuperación de los pacientes, reduciendo la ansiedad y fortaleciendo su capacidad de manejo.

En conclusión, aunque el panorama histórico del FND está cargado de malentendidos y estigmas, el aumento de la concienciación y la investigación ofrece un futuro esperanzador para mejorar el tratamiento de esta dolencia. La participación activa de organizaciones lideradas por pacientes es fundamental para avanzar hacia un estándar de atención que abogue por una mejora en los sistemas de salud y la educación médica sobre el trastorno neurológico funcional.