Las conversaciones entre familiares y amigos, frecuentemente tensas, pueden transformarse gradualmente en un campo minado de temas prohibidos. Esta difícil dinámica surge en parte porque las personas suelen optar por “aceptar estar en desacuerdo” para evitar conflictos. Sin embargo, esta tactica no sólo puede erosionar las relaciones, sino también incitar a la desconexión emocional gradual.
Estudios recientes destacan que más de uno de cada cuatro americanos está distanciado de familiares cercanos, en gran medida por estas elecciones de evitar temas incómodos. Además, cada vez menos personas mantienen lazos cercanos, lo que contribuye a un aumento en la sensación de soledad, calificada como una “epidemia” por el ex-surgeon general de Estados Unidos.
La sugerencia entonces es abordar abiertamente los temas espinosos sin caer en el silencio cómodo. Se proponen dos métodos de comunicación efectivos: el “looping para entender” y el “reencuadre”, cuyas raíces se encuentran en la mediación legal. A través del “looping”, cada participante parafrasea empatícamente lo escuchado, validando las emociones percibidas, y asegurándose así de que se ha comprendido correctamente el punto de vista del otro. Precisamente, este ejercicio mejora la percepción del oyente y reduce la ansiedad del interlocutor.
Por otro lado, el “reencuadre” busca un punto común de acuerdo entre las partes en conversación. Cuando las personas encuentran un valor compartido, la discusión se orienta hacia la resolución colaborativa en lugar del enfrentamiento, lo cual potencialmente aclara y profundiza la relación.
Finalmente, estos enfoques no son una varita mágica, pero sí ofrecen un camino para mantener conversaciones productivas que fortalezcan los vínculos en lugar de debilitarlos. Es una invitación a trabajar para asegurar que las relaciones terminen, si es que deben hacerlo, por motivos claros y no por meros desentendidos.