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lunes 5 de de 2025

El Legado de Einstein ante los Eco del Pasado en la Ciencia

En 1933, el escenario científico alemán sufrió un golpe devastador bajo el ascenso del nazismo. Adolf Hitler, como canciller de Alemania, llevó a cabo una purga masiva que terminó con la carrera de numerosos profesores y estudiantes judíos. Los nazis, tomados por un fervor patriotero, incendiaron libros considerados “subversivos” y despreciaron la teoría de la relatividad de Albert Einstein, llamándola “Física Judía”. Sin embargo, un puñado de científicos, como Werner Heisenberg, desafió la corriente. En 1937, Heisenberg pidió protección al jefe de las SS, Heinrich Himmler, y un año después la obtuvo.

Einstein, quien había escapado de Europa a los Estados Unidos, vio cómo su trabajo fue denostado por su origen. Sin embargo, su legado como defensor de la ciencia y el progreso se mantuvo firme. Décadas después, Estados Unidos resulta ser un santuario para los académicos. Sin embargo, la era Trump despertó sombras del pasado. En marzo, cerca de 2,000 científicos en EE.UU. protestaron por los ataques de la administración hacia la ciencia, señalando que los recortes y la censura llevaban a la nación hacia un “desierto cultural y científico.”

Einstein, cuyo activismo político fue motivo de disputa incluso en su exilio americano, podría haber visto algunas de las posturas del gobierno de Trump con preocupación. Sus palabras, como reflejó en una carta de 1950, subrayan la importancia de la moralidad en la acción humana. “Solo la moralidad en nuestras acciones puede dar belleza y dignidad a la vida”, escribió Einstein, instando a los líderes a actuar con ética.

La historia de la supresión cultural que vivió Einstein en su tiempo resuena hoy. La lección que nos deja es clara: el conocimiento y el rigor científico no deben doblegarse ante poderes caprichosos. La verdad científica permanece, por más que se intente socavar, y es tarea de todos preservarla.

Einstein, en su tiempo, exhortó: “¿Dónde estaríamos si hombres como Giordano Bruno o Voltaire hubieran mantenido silencio?” Su llamado a los académicos a asumir responsabilidad en los asuntos del mundo sigue siendo una transmisión de legado para las generaciones futuras, recordándonos que ciencia y moralidad van de la mano en la búsqueda de un mundo mejor.