Una reciente investigación podría cambiar nuestra comprensión sobre cómo optimizar la respuesta inmune al COVID-19 a través de la vacunación recurrente. Según los estudios, el brazo en el que se recibe una dosis de refuerzo podría ser determinante en la rapidez y eficacia de la respuesta inmune. Un estudio, liderado por científicos del Instituto Garvan de Investigación Médica y la Universidad de Nueva Gales del Sur, halló que los individuos que recibieron sus dosis en el mismo brazo mostraron una respuesta inmune inicial más potente.
Treinta participantes sanos que no habían contraído COVID-19 recibieron la vacuna de Pfizer en dos ocasiones, con tres semanas de diferencia. Dos tercios de estos pacientes fueron vacunados en el mismo brazo, mientras que el resto cambiaron de lado para la segunda dosis. La investigación reveló que aquellos que mantuvieron el mismo brazo presentaron niveles notablemente más altos de anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2, apenas una semana después de la segunda inyección.
La inmunóloga Alexandra Carey-Hoppé destaca que estos anticuerpos no solo fueron más rápidos, sino también más efectivos contra variantes concernientes como Delta y Ómicron. Sin embargo, este refuerzo inmunológico inicial no fue duradero. Cuatro semanas después del segundo pinchazo, los niveles de anticuerpos se igualaron entre ambos grupos.
El estudio, que incluyó también pruebas en modelos de ratones, indica que los nodos linfáticos del mismo lado al de la vacunación reactiva más rápidamente las células B de memoria, que son esenciales en la producción de anticuerpos específicos. De esta manera, los ratones mostraron un aumento significativo en la respuesta inmune cuando la vacuna se administraba en el mismo lado corporal.
Aunque este hallazgo aporta una nueva perspectiva sobre la respuesta del sistema inmune, los científicos enfatizan la necesidad de investigaciones adicionales para determinar recomendaciones prácticas. La necesidad de analizar la efectividad en refuerzos aplicados en intervalos mayores es crucial.
En conclusión, este descubrimiento resalta cómo la naturaleza ha perfeccionado sistemas internos de respuesta ante amenazas externas. Tanto en humanos como en ratones, la vacunación en el mismo brazo puede ser una estrategia para ciertas situaciones en que una respuesta inmediata y fuerte es esencial. A medida que se presenta nueva evidencia, poder ajustar este conocimiento a aplicaciones médicas rutinarias podría marcar la diferencia en la gestión de futuras pandemias.