Solo noticias

y ya

martes 8 de de 2024

Fusión Sorprendente: Comb Jellies Unidos en Inusual Proceso Natural

En un curioso descubrimiento, investigadores del Laboratorio Biológico Marino en Woods Hole, Massachusetts, detectaron un extraño fenómeno: dos ctenóforos, criaturas gelatinosas del mar conocidas comúnmente como comb jellies, habían fusionado sus cuerpos para convertirse en un solo ente. Esta fusión particular ocurrió después de que ambos ejemplares sufrieran lesiones mientras eran recolectados el día anterior. Durante la noche, los “sea walnuts”, un tipo específico de comb jellies, se unieron a la altura del medio del cuerpo, formando una criatura singular con dos partes posteriores.

El estudio, liderado por Kei Jokura de la Universidad de Exeter y del Instituto Nacional de Ciencias Naturales de Japón, se detalla en un artículo publicado en Current Biology. La unión entre los comb jellies fue tan profunda que, al estimular uno de los lados de la nueva criatura, ambos cuerpos respondían al mismo tiempo, indicando que sus sistemas nerviosos habían logrado una sincronización.

Este fenómeno de fusión no es nuevo. En la década de 1930, el biólogo marino B. R. Coonfield, en la misma estación de investigación, ya había observado estas “fusiones misteriosas” entre ctenóforos. En una de estas fusiones más impresionantes de Coonfield, el resultado fue un organismo único compuesto por partes de cuatro individuos.

Con tecnologías modernas, el equipo de Jokura capturó cada segundo del proceso de fusión a través de imágenes de alta resolución, confirmando que el sistema nervioso de los jellies fusionados se integró en cuestión de dos horas. Tanto la velocidad como la extensión de esta integración plantean cuestiones fascinantes para la ciencia.

Los resultados de la investigación mostraron que, en estos organismos fusionados, los alimentos ingeridos por una “boca” eran compartidos entre los dos sistemas digestivos. Sin embargo, cada uno mantenía un cierto nivel de independencia a través de sus respectivos “anillos transitorios”, es decir, que sólo materializaban un ano durante la defecación y no lo hacían de manera simultánea.

El estudio resalta que este tipo de fusión ocurre raramente en la naturaleza, ya que los adultos de la especie no suelen encontrarse juntos. Sin embargo, este hallazgo sugiere que los comb jellies carecen de alorreconocimiento, la capacidad de distinguir entre el tejido propio y el ajeno.

Los investigadores esperan que los conocimientos adquiridos a través de estas criaturas marinas puedan aplicarse futuramente en técnicas de trasplante humanas. Al comprender cómo los ctenóforos toleran tejidos extraños sin desencadenar una respuesta inmune, podríamos lograr avances significativos en la aceptación de órganos trasplantados en humanos. “Los organismos simples proporcionan pistas para entender nuestra complejidad,” comenta Jokura, “y tesoros que pueden beneficiarnos.”