Bajo los cielos de la era de los dinosaurios se elevaba la luz de una criatura fascinante, la luciérnaga, que ya mostraba su característico brillo. Recientemente, un equipo liderado por el paleontólogo Chenyang Cai descubrió un fósil de una luciérnaga en ámbar, de unos 99 millones de años de antigüedad, en el estado de Kachin, al norte de Myanmar, que arroja luz sobre cómo estos insectos desarrollaron su habilidad de bioluminiscencia. La fosilizada Flammarionella hehaikuni, con una linterna en su abdomen, demuestra que este fenómeno estaba muy desarrollado y diversificado ya en el Mesozoico.
Lo fascinante de este hallazgo es que no es el primero de su tipo en esa región, una segunda luciérnaga, Protoluciola albertalleni, había sido descubierta, también inmortalizada en ámbar, mostrando un linterna de igual belleza. Esto sugiere que la bioluminiscencia en los insectos estaba evolucionando hacia una diversidad notable en aquel remoto y crepuscular mundo.
El descubrimiento también arroja pistas sobre cómo habría evolucionado la bioluminiscencia, un rasgo que en las luciérnagas modernas sirve para atraer parejas y advertir a los depredadores sobre las toxinas lucibufaginas. No obstante, reciente investigación indica que las luciérnagas brillaron antes de que dichas toxinas aparecieran, planteando preguntas sobre la ventaja evolutiva inicial de esta capacidad.
El fósil de Flammarionella hehaikuni expone detalles de antenas densamente cubiertas de apéndices pilosos, con hendiduras ovales en sus segmentos, algo no observado en luciérnagas contemporáneas, pero visto en otros insectos. Estas estructuras maximizan el área de detección de feromonas sexuales, una característica crítica en la interacción entre insectos de sexos diferentes. La búsqueda sigue para encontrar un macho de Flammarionella que revele más sobre estas curiosas adaptaciones.
La investigación reciente sobre las luciérnagas fósiles publica en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, y se espera que, a medida que el registro fósil crezca, surjan más descubrimientos que iluminen la cronología del cómo y por qué de la bioluminiscencia en insectos durante una era donde los dinosaurios dominaban la tierra.