Las orcas Wikie y Keijo han sido el centro de atención tras un video donde se las ve en un estanque infestado de algas en el parque marino Marineland, en el sur de Francia. El parque, cerrado después de una ley que prohíbe los espectáculos con mamíferos marinos, intenta encontrarles un nuevo hogar tras el rechazo por parte de España y Japón para albergarlas.

El parque seguía manteniendo las instalaciones pese al cierre, con unos 50 empleados dedicados al bienestar de los animales. La gestión del parque explica que las algas visibles son un fenómeno natural en primavera, careciendo de daño para las orcas, y son removidas periódicamente.

No obstante, la ONG canadiense TideBreakers considera el estado de las instalaciones una emergencia, declarando que el deterioro puede amenazar la vida de las orcas, suscitando preocupación mundial por el futuro de estos mamíferos. A pesar de que varios países han negado la acogida de Wikie y Keijo, autoridades francesas y del parque buscan soluciones alternativas, trabajando con la ministra de medio ambiente, Agnes Pannier-Runacher.

La situación actual pone de relieve la necesidad de crear un santuario marino en Europa para alojar a orcas y delfines, donde puedan vivir en semi-libertad. Un proyecto de tal magnitud podría costar entre 2.2 y 3.3 millones de euros anuales, según estimaciones. Además, la incapacidad de adaptación a la vida silvestre de Wikie y Keijo, nacidos en cautividad, hace imperativo un acuerdo de gestión que garantice unas condiciones de vida óptimas.

En resumen, el incierto destino de las orcas refleja la urgente necesidad de repensar la gestión de mamíferos marinos en cautiverio. Las iniciativas de santuarios pueden ser la solución que garantice un futuro digno para estos mamíferos, brindándoles el espacio y condiciones que merecen.