Un reciente estudio ha revelado intrigantes hallazgos sobre la conexión entre genética y pérdida de peso. Investigadores de la Universidad de Essex y Anglia Ruskin University han identificado 14 genes denominados ‘skinny’, los cuales podrían incidir significativamente en cómo los individuos pierden peso dependiendo de su rutina de ejercicio. Esta investigación, llevada a cabo con la ayuda de 38 voluntarios, quienes fueron divididos en un grupo de control y un grupo de ejercicio, indica que la pérdida de peso no puede ser explicada únicamente por la variación en el entrenamiento.
Durante las ocho semanas de estudio, los participantes del grupo de ejercicio realizaron tres sesiones de carrera de 20 a 30 minutos por semana. Aunque todos perdieron peso, la cantidad de pérdida varió considerablemente, sugiriendo elementos genéticos subyacentes. Mediante pruebas de ADN, los científicos identificaron variantes genéticas presentes con mayor frecuencia en aquellos que experimentaron una mayor pérdida de peso. Un gen en particular, PPARGC1A, fue destacado por su asociación con el manejo de energía en las células.
Este gen, junto con otros 13, mostró una relación directa con la cantidad de peso perdido. Los participantes con la mayoría de estos genes ‘skinny’ perdieron un promedio de 5 kilogramos, en comparación con los 2 kilogramos en aquellos con menos o ninguna de estas variantes. Se concluyó que una combinación de estas variantes con entrenamiento físico explicaba un 62% de la variación en el peso perdido.
Es crucial recordar que estos hallazgos confirman que la genética juega un papel vital, pero no funciona en el vacío. La acción y el esfuerzo físico son igualmente necesarios para gestionar el peso eficientemente. Asimismo, cinco de estos genes están vinculados con inteligencia y salud mental, sugiriendo posibles vínculos biológicos entre obesidad y depresión.
En conclusión, mientras que la genética sirve como una herramienta relevante para personalizar los programas de pérdida de peso, el compromiso con un estilo de vida saludable sigue siendo imprescindible. Como subrayó el científico del ejercicio, Henry Chung, tener predisposición genética sin cambios en el estilo de vida limitan el potencial de estos genes. Este tipo de investigación, publicada en la revista Research Quarterly for Exercise and Sport, abre puertas hacia tratamientos más personalizados y eficientes en la gestión del control del peso.