Los avances recientes en la desagregación de datos de salud para las comunidades asiáticas y de las Islas del Pacífico están transformando el panorama del cuidado médico en Estados Unidos. Durante décadas, una amalgama de datos bajo la categoría AANHPI (Asiáticos Americanos, Nativos Hawaianos e Isleños del Pacífico) ocultó las realidades específicas de cada subgrupo étnico, afectando así la efectividad de las políticas de salud pública. Sin embargo, estudios recientes han comenzado a desglosar estas comunidades, permitiendo un entendimiento más claro de los determinantes sociales que influyen en sus riesgos de salud específicos.
Uno de los estudios pioneros liderado por Eugene Yang en Seattle ha demostrado cómo factores de estrés social como la inseguridad alimentaria, la atención médica retrasada, y vivir en barrios inseguros afectan de manera distinta a grupos étnicos como los chinos, filipinos y los indios asiáticos. En particular, los chinos americanos con alto estrés social muestran un mayor riesgo de diabetes, mientras que los filipinos están más propensos a la hipertensión, y los indios asiáticos presentan problemas de sueño y actividad física.
Este despertar en la investigación ha permitido adaptar intervenciones médicas de manera más apropiada, reconociendo la importancia de tratar a cada grupo étnico con sus particularidades culturales y sociales. Desagregar los datos AANHPI ha facilitado mejoras significativas en las tasas de vacunación contra la hepatitis B en estas comunidades, ha mitigado los impactos de la COVID y ha fomentado el desarrollo de dietas que reduzcan los riesgos de enfermedades cardiovasculares en las comunidades del sur de Asia.
Sin embargo, no ha sido fácil. Las bases de datos federales y estatales tradicionalmente ofrecen una vista general sin detalles, impidiendo un análisis más profundo de estas comunidades. Además, estigmas sociales como el “mito de la minoría modelo” plasmado a los asiático-americanos han perpetuado una subfinanciación en la investigación y esfuerzos de salud adecuados.
Afortunadamente, las políticas actuales están comenzando a avanzar hacia un tratamiento más equitativo y apropiado para las comunidades AANHPI. Programas como el MOSAAIC han lanzado estudios poblacionales grandes y financiados por el gobierno para entender las tendencias de salud en diferentes subgrupos, buscando establecer soluciones específicas y eliminar disparidades.
El camino hacia soluciones de salud equitativas está en marcha y, aunque hay desafíos, los beneficios de entender y atender las necesidades únicas de cada comunidad son claros y están impulsando un cambio real. La desagregación de datos no es solo una herramienta estadística, sino un puente hacia una atención médica más justa y adaptada.