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jueves 1 de de 2025

La persistencia de microplásticos en el agua potable desafía la tecnología actual

La presencia de microplásticos en el agua potable sigue siendo un problema arraigado, a pesar de los avances en las plantas de tratamiento de aguas residuales. Estos diminutos fragmentos de plástico, originados de productos cotidianos como ropa y utensilios de cocina, se han encontrado en diversos puntos del planeta, incluido el cuerpo humano, donde podrían tener consecuencias para la salud a largo plazo.

Desde el comienzo de la producción de plásticos, aproximadamente 9 mil millones de toneladas métricas se han fabricado a nivel mundial. Estas partículas, de 5 milímetros o menos, se han descompuesto en fragmentos cada vez más pequeños, pero no desaparecen completamente, contaminando el suelo y el agua en todo el mundo.

Los estudios recientes destacan que si bien las plantas de tratamiento de aguas residuales eliminan una gran cantidad de microplásticos, no logran hacerlo completamente debido a las limitaciones tecnológicas actuales. Esto significa que muchas micro partículas de plástico, junto con otros contaminantes como bisfenoles y antibióticos, vuelven al medio ambiente.

Estos residuos minúsculos y sus compañeros contaminantes suelen estar presentes en niveles traza, pero nuestro contacto habitual con ellos a través de acciones cotidianas como beber agua o lavar la ropa, puede tener efectos serios en la salud humana, tales como enfermedades cardiovasculares y cáncer.

Un desafío importante para abordar este problema es la falta de una definición universal de lo que constituye un microplástico y la ausencia de métodos estandarizados para su medición. Según los expertos, el desarrollo de métodos de ensayo estandarizados podría ayudar a comprender mejor la problemática actual de los microplásticos, lo que es fundamental para mitigar las amenazas a la salud pública que representan.

Aunque muchos de los efectos de estos microplásticos sobre la salud ecológica y humana siguen siendo desconocidos, los signos actuales no son alentadores. Las investigaciones anteriores han revelado su posible toxicidad a lo largo de la cadena alimenticia, y algunos estudios recientes incluso han detectado altas concentraciones de microplásticos en las arterias de pacientes con derrames cerebrales.

Por otro lado, las microfibras derivadas de materiales sintéticos en la ropa también representan una significativa porción de la contaminación por microplásticos. Aunque las comunidades deben mejorar los métodos de detección y monitorización de calidad del agua, los consumidores, con la información adecuada, pueden reducir significativamente su exposición optando por textiles con menos plásticos.

El estudio completo se ha publicado en la revista Science of the Total Environment y resalta la necesidad de adoptar medidas efectivas y regulaciones más estrictas para combatir esta amenaza global, mientras los científicos continúan investigando las diversas formas en que los microplásticos pueden impactarnos a todos.