En esta primavera de 2025, miles de cigarras del grupo Brood XIV están comenzando a emerger de debajo de la tierra en el sur de Estados Unidos tras pasar 17 años ocultas. Este fenómeno, registrado desde 1634, coincide con el aumento de la temperatura del suelo. Tal como lo pronostican los reportes de la aplicación de ciencia ciudadana Cicada Safari, el resto del país pronto será testigo de una increíble explosión de actividad. Aunque a menudo confundidas con las langostas debido a su apariencia y comportamiento de enjambre, las cigarras pertenecen a la orden Hemiptera, compartiéndola con otras especies como los chinches y los pulgones.
Atesoradas como “criaturas históricas”, las cigarras despliegan su ciclo vital cuando alcanzan la superficie: se despojan de sus caparazones, se aparean y poco después mueren, culminando en una efímera presencia que marca la llegada de nuevas generaciones. Estas son conocidas por sus hipnóticos cantos nupciales, emitidos por membranas llamadas “tímpanos” en sus abdómenes, provocando un auténtico coro sonoro que muchos comparan con sirenas o herramientas eléctricas.
Aunque los encuentros con estos insectos pueden ser impactantes por su gran cantidad, no representan una amenaza directa para las personas, ya que en su etapa adulta no muerden, al menos no a los seres humanos, ni se alimentan de comida sólida. Su modo de supervivencia es la abundancia, inundando el hábitat en tal magnitud que saturan a sus depredadores naturales, como aves y otros animales, garantizando así su reproducción.
Una preocupación emergente es el impacto del cambio climático y la urbanización en estos fenómenos temporales. Los cambios ambientales están generando “stragglers”, cigarras que emergen fuera de sincronía con su ciclo natural, una tendencia que se intensifica con la constante destrucción del hábitat y el calentamiento global. Chris Simon, experta en cigarras de la Universidad de Connecticut, advierte que este patrón errático podría amenazar el futuro de las poblaciones. En áreas como Washington D.C., se observa un intrigante mosaico de superposiciones entre broods que reta a los científicos a entender cómo evoluciona esta dinámica en el tiempo.
En conclusión, aunque el espectáculo fascinante de las cigarras continue capturando la atención de ciudadanos y científicos por igual, el desafío es garantizar que sus armoniosos ciclos puedan seguir repitiéndose en el futuro frente a las crecientes amenazas ambientales.