La reciente advertencia sobre la alarmante desaparición de especies arbóreas no es un simple llamado a la reflexión, sino que viene acompañada de datos que resultan en un severo toque de alarma para la humanidad. En 2021, el informe Estado de los Árboles del Mundo reveló que un tercio de las especies de árboles están al borde la extinción, superando en número a todos los mamíferos, aves, anfibios y reptiles amenazados combinados. La magnitud de esta crisis cobra vida al saber que ciertas especies, como la palma Hyophorbe amaricaulis en Mauricio, se limitan a un único ejemplar conocido.
El reporte, corroborado por 45 científicos de 20 países, enfatiza los efectos económicos y sociales de esta pérdida. Un claro ejemplo de la conexión humana con los árboles es que una cifra importante de personas en el mundo en desarrollo, alrededor de 880 millones, dependen de la leña como fuente principal de energía. A este problema se suma que los árboles proporcionan una parte significativa de productos de valor en el comercio global, como frutas, nueces y medicamentos, valorados en aproximadamente 88,00 € mil millones.
La contribución anual de los árboles a la economía global, estimada en 1,00 € billones, contrasta abruptamente con la tala masiva que destruye miles de hectáreas anualmente. Este dilema se profundiza al considerar el rol crucial que desempeñan los árboles como hogar para la mitad de todos los animales y plantas del mundo, siendo esenciales en la estabilización del suelo y la regulación del clima.
Las antiguas interacciones entre las especies, como en los bosques donde árboles como el raro Dracaena cinnabari (o árbol de sangre de dragón) sirven como centros vitales para otras formas de vida, dejan patente cómo su desaparición inicia un reacción en cadena destructiva. Según se indica, las especies que habitan nuestros menguantes bosques ya han disminuido un 53% desde 1970, lo que se suma a las crecientes tensiones que enfrentan los ecosistemas globales.
Los árboles no son solo un pulmón verde, limpiando nuestro aire y produciendo oxígeno, sino que también almacenan tres cuartas partes del agua dulce accesible en el planeta y más de la mitad del dióxido de carbono existente. Esta interconexión vital sugiere una catástrofe si no se toman medidas para preservar su diversidad, puesto que los bosques diversos almacenan más carbono, mostrando cómo das monoculturas son menos efectivas para enfrentar plagas, enfermedades y climas adversos.
El mensaje es claro: nuestro “ceguera vegetal” debe cesar y el respeto por la biodiversidad de nuestros bosques se convierte en una prioridad urgente. Nuestra supervivencia y beneficios económicos están intrínsecamente ligados a los árboles, y el llamado experto es una oportunidad para garantizar un futuro sustentable.