Solo noticias

y ya

martes 3 de de 2025

Operaciones de Influencia Estatal en Redes Sociales: Modelos y Estrategias

El auge de las operaciones de influencia patrocinadas por Estados en las redes sociales representa una compleja amenaza en el ámbito digital global. Este fenómeno se despliega en plataformas como Twitter, donde actores estatales de China, Irán y Rusia emplean tácticas lingüísticas diferenciadas para manipular la opinión pública y promover narrativas geopolíticas específicas.

Recientes estudios han analizado dos millones de tuits ligados a estas operaciones, revelando estrategias claras y distintivas en su contenido. Por ejemplo, las campañas rusas exhiben un predominio de contenido negativo, utilizando un lenguaje tóxico para fomentar la polarización y desestabilizar los discursos públicos. En contraste, los operadores iraníes tienden a mezclar tonos antagonistas y de apoyo, incitando al conflicto mientras buscan alinear ideológicamente a sus audiencias.

Las operaciones chinas, por otro lado, se destacan por su uso de un lenguaje positivo y retóricas emocionalmente neutras, promoviendo narrativas favorables que influyen sutilmente en la percepción global. Este enfoque aparentemente optimista y cohesivo se emplea para suavizar la controversia e impulsar la agenda del Partido Comunista Chino de manera más efectiva.

Los datos revelan que estas operaciones también difieren en sus niveles de contenido abusivo y tóxico. Mientras que el contenido chino es generalmente menos ofensivo, el ruso es significativamente más divisivo, con una alta incidencia de discursos de odio y lenguaje ofensivo. Los operadores rusos también sobresalen en el uso de contenido tóxico que busca dividir a sus audiencias mediante estrategias agresivas.

El análisis de las emociones en estas campañas muestra que Rusia capitaliza la ira, mientras que China promueve principalmente emociones positivas para unir a sus seguidores y minimizar la disensión. Irán, en contraste, ajusta su contenido hacia una mezcla de emociones para provocar hostilidad y amplificar las divisiones existentes.

La creciente sofisticación de estas tácticas exige una respuesta coordinada para mitigar el impacto en los procesos democráticos y la cohesión social. A medida que las redes sociales continúan siendo un campo de batalla clave para la manipulación de la información, es imperativo desarrollar estrategias efectivas para identificar y contrarrestar estas operaciones de influencia estatal.