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lunes 21 de de 2024

Reveladora Encuesta Sobre los Hábitos de Higiene de los Australianos

Un reciente informe de la Food Safety Information Council de Australia revela preocupantes estadísticas sobre los hábitos de lavado de manos entre los ciudadanos. Los datos muestran que el 19% de los australianos no se lava las manos después de usar el baño, y un 42% admite que no siempre lo hace antes de manipular alimentos. Esta conducta varía según el género y edad, con las mujeres superando a los hombres por un pequeño margen en ambas categorías.

El estudio, que encuestó a 1,229 personas, confirma que el 80% de los hombres y el 83% de las mujeres aseguran lavarse las manos cada vez que usan el inodoro. Sin embargo, solo el 55% de los hombres y el 62% de las mujeres lo hacen antes de tocar comida. La edad también juega un papel crucial en estos hábitos, con un 69% de los menores de 34 años lavándose las manos después del baño, comparado con el 86% de los mayores de 65.

El reporte destaca la percepción de riesgo de enfermedad como un factor significativo en estos hábitos. Estudios previos sugieren que muchos no perciben la amenaza de enfermarse por no lavarse las manos. En India, el 91% de los niños encuestados no veían riesgo de enfermedad por no hacerlo, y el 46% citó no poder ver los gérmenes como una barrera. Este pensamiento podría aplicarse a otras edades y culturas.

El principal riesgo de no lavarse las manos radica en la propagación de gérmenes presentes en la orina y las heces. Estos microbios se adhieren a las manos y se transfieren a superficies, incrementando el riesgo de infecciones, especialmente entre personas con sistemas inmunitarios comprometidos. Además, lavar las manos antes de cocinar y consumir alimentos impide que los gérmenes se trasladen entre las manos y la comida.

Dado que algunos alimentos como el pollo crudo pueden contener bacterias nocivas, no lavarse las manos tras su manipulación puede llevar a la contaminación de otros objetos y a enfermedades. Por lo tanto, el lavado de manos constituye una barrera importante contra la propagación de enfermedades infecciosas.

En conclusión, aunque las razones para no lavarse las manos pueden variar según la persona y el contexto, el acto de lavarse las manos es tan crucial como usar el cinturón en un automóvil. Esta simple acción no solo beneficia a quien la realiza, sino también a quienes les rodean y, por eso, debería ser una prioridad en salud pública.