En un descubrimiento revolucionario, los astrónomos han detectado una enorme nube de hidrógeno molecular llamada Eos, ubicada a 300 años luz del Sistema Solar, en los límites de la ‘Burbuja Local’. Este hallazgo es notable porque marca la primera vez que se identifica una nube molecular de tal magnitud a través de la emisión de luz ultravioleta lejana (FUV), una técnica innovadora que podría reescribir nuestra comprensión de la materia interestelar.
Utilizando el telescopio espacial STSat-1 de Corea del Sur, los investigadores centraron sus esfuerzos en buscar emisiones intensas de hidrógeno molecular, que constituye aproximadamente el 90% del universo visible. Esta nube, que se extiende unos 80 a 85 años luz de diámetro, alberga el equivalente a 2,000 veces la masa solar en hidrógeno, alrededor del 36% de su masa total. A pesar de su tamaño, Eos está en un proceso constante de fotodisociación, es decir, siendo desintegrada por la radiación ultravioleta de las estrellas circundantes. Este fenómeno está evaporando el hidrógeno a un ritmo de 600 masas solares por millón de años, y se estima que la nube desaparezca completamente en unos 5.7 millones de años.
El descubrimiento de Eos no solo proporciona una nueva perspectiva sobre la estructura y evolución de las nubes moleculares en la Vía Láctea, sino que también destaca la importancia de las nubes invisibles en la historia de la formación estelar. Este avance apunta hacia la posibilidad de encontrar más nubes escondidas en nuestra galaxia, iluminando caminos inexplorados del cosmos y proporcionando una nueva metodología para estudiar el nacimiento de estrellas y planetas.
La utilización de la técnica de fluorescencia FUV tiene el potencial de cambiar radicalmente lo que sabemos sobre el medio interestelar, revelando nubes ocultas a lo largo de la Vía Láctea y más allá, alcanzando incluso los límites detectables del amanecer cósmico. Tal como señala la cosmóloga Thavisha Dharmawardena, estos descubrimientos no solo son emocionantes por lo que nos dicen sobre nuestra galaxia, sino también por las oportunidades que presentan para comprender el universo como un todo. En un contexto más amplio, estos hallazgos podrían redefinir nuestro entendimiento del cosmos y cómo se forman las galaxias, las estrellas y, en última instancia, los planetas.