Una reciente investigación ha despertado la preocupación en torno a los riesgos que las estufas de gas pueden representar en los hogares. Según este estudio dirigido por la Universidad de Stanford, estas estufas emiten niveles significativos de benceno, una sustancia química carcinogénica que surge de la combustión del gas natural y el propano. El análisis tomó en cuenta 87 hogares, midiendo la tasa de emisión de benceno y modelando la dispersión del gas en diferentes espacios.
La investigación reveló que las viviendas con estufas de mayor emisión y menor ventilación presentaron riesgos de cáncer notablemente altos. Los niños son los más vulnerables, enfrentando un riesgo de por vida 1.85 veces superior al de los adultos. Esto se hace más preocupante en apartamentos y casas pequeñas, donde el benceno se traslada fácilmente a las habitaciones, aumentando la exposición durante el tiempo de descanso.
Los investigadores cuantificaron que el riesgo en los dormitorios varía entre 1.92-12.03 por millón para los niños y 0.94-5.89 por millón para los adultos, cifras que superan los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Estos hallazgos subrayan la necesidad de reforzar la ventilación en los hogares, incluso mediante acciones simples como abrir una ventana, y reducir el uso de las estufas de gas para disminuir la exposición al benceno.
El estudio destaca que estas cifras corresponden a escenarios extremos de emisión y ventilación. Sin embargo, recalcan el potencial peligro, especialmente en hogares donde los infantes, con sus menores pesos y tasas de respiración más rápidas, son más susceptibles.
Existe una clara importancia de abordar los contaminantes del aire interior relacionados con la combustión para proteger la salud pública, particularmente en áreas mal ventiladas. Mientras que la mayoría de la población estadounidense pasa un 90% de su tiempo en espacios cerrados, el incremento de trabajo desde casa incrementa la urgencia de más estudios sobre contaminación del aire en interiores.