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viernes 2 de de 2025

Ronan, el león marino que supera a humanos en ritmo

En un asombroso estudio, Ronan, un león marino de California de 16 años, ha puesto en jaque al sentido rítmico de algunos seres humanos. Este singular león marino, residente del Long Marine Laboratory de la UC Santa Cruz, ha demostrado una habilidad excepcional para seguir ritmos musicales con una precisión que muchos podrían envidiar. Tras ser entrenada desde temprana edad para mover su cabeza al compás de un metrónomo, Ronan aprendió a sincronizar sus movimientos con diferentes tempos de manera ejemplar.

Desde su juventud, Ronan ha mostrado avances notables, dejando boquiabiertos a los investigadores. Inicialmente, a los tres años, fue instruida para ajustar sus movimientos en base a un metrónomo en cambio constante y, posteriormente, a música variada. A lo largo de los años, y sin un entrenamiento excesivo, el número de sesiones que ha tenido no se comparan con lo que un niño humano suele escuchar en su primer año de vida. Sin embargo, su capacidad para mantener el ritmo ha seguido floreciendo, e incluso ha mejorado con la edad.

En recientes experimentos, Ronan fue puesta a prueba junto con estudiantes universitarios, donde debía bailar al son de un tambor que galopaba a 112, 120 y 128 latidos por minuto, velocidades a las que nunca antes se había expuesto. Los resultados fueron claros: ninguna persona logró superar a Ronan en cuanto a la exactitud rítmica, particularmente en los tempos más acelerados.

La impresionante sincronización de Ronan –con apenas unas desviaciones de milisegundos– desafía la noción de que habilidades rítmicas complejas son exclusivas de los humanos. El estudio, publicado en Scientific Reports, abre una ventana hacia cómo las experiencias y la maduración puede impactar la inteligencia animal, demostrando que muchos pueden alcanzar capacidades similares a las humanas si están lo suficientemente motivados.

En reconocimiento por sus logros, Ronan fue gratificada con un juguete relleno de pescado y hielo, mientras los participantes humanos recibieron meros agradecimientos y detalles del estudio. Esta comparación reveladora entre especies sugiere que el instinto rítmico quizás no sea solo un privilegio humano, subrayando la importancia de la experiencia en el desarrollo cognitivo animal. Así, Ronan no solo ha resultado un prodigio de ritmo, sino también una embajadora sobre cómo entendemos la inteligencia y neurobiología animal.