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sábado 12 de de 2024

Desafíos fiscales y políticos empañan proyecciones de Francia y Bélgica

Recientes decisiones de las agencias de calificación Fitch y Moody’s han puesto la lupa sobre las economías de Francia y Bélgica, situando sus perspectivas en un panorama menos alentador. Fitch ha modificado su pronóstico para Francia de “estable” a “negativo” debido a los retos fiscales que enfrenta el primer ministro Michel Barnier, quien intenta reducir una creciente deuda que se proyecta alcanzar el 118.5% del PIB para el 2028.

El contexto político francés es un tanto complicado; el gobierno de centro-derecha, liderado por Barnier, carece de una mayoría absoluta en un parlamento fragmentado, lo cual lo obliga a depender del apoyo tácito de la extrema derecha para aprobar legislación clave. Este entorno intensifica las dificultades al momento de cumplir con los objetivos fiscales.

Paralelamente, Moody’s ha reducido la perspectiva de calificación de Bélgica de “estable” a “negativa”. El país enfrenta un estancamiento político tras las elecciones federales y regionales de junio, lo cual está afectando su capacidad de implementar medidas que estabilicen su carga de deuda gubernamental. A medida que estos desarrollos políticos se suceden, Bélgica también se enfrenta a un crecimiento económico débil y un mercado laboral estagnante.

Este ambiente tenso coincide con la expectativa de que el Banco Central Europeo recorte las tasas de interés en la próxima semana, dado el sombrío panorama económico de la Unión Europea. La caída de la inflación y el crecimiento más lento de lo esperado en grandes mercados como Alemania, donde se espera una contracción económica de 0.2% tras previsiones anteriores de un crecimiento del 0.3%, suman a las preocupaciones.

Con el motor económico europeo atravesando estas agitaciones, queda por ver cómo las naciones afectadas responderán a estos desafíos fiscales y políticos. La capacidad de hacer frente a estas dificultades jugará un papel crucial en su estabilidad económica futura, situando a sus líderes en una encrucijada que podría definir el rumbo económico del continente.