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jueves 3 de de 2024

Optimismo Tory tras derrota electoral en Birmingham

A pesar del amargo revés electoral que los conservadores británicos enfrentaron en las elecciones generales de julio frente a los laboristas, la atmósfera en la conferencia anual del Partido Conservador en Birmingham fue sorprendentemente optimista. A pesar del descenso de eventos y la reducción de la presencia de lobistas, el evento no fue en vano. El champagne fluía libremente durante la recepción inicial organizada por el Comité de 1922, reflejando una creciente confianza entre los asistentes de que las recientes adversidades pudieran ser solo temporales.

En contraste, la conferencia del Partido Laborista, donde la euforia por la victoria aplastante de Keir Starmer fue contenida por varios escollos y una narrativa económica sombría, presentó un panorama menos jubiloso. Danny Kruger, diputado conservador, destacó con ironía lo mal que, en su opinión, Labour maneja el gobierno, señalando la reciente eliminación del pago universal de combustible de invierno a los pensionistas como un error clave.

Los conservadores confían en que la posibilidad de ganar las próximas elecciones en cinco años es real. Stuart Andrew, jefe de los conservadores, mencionó que ve al actual gobierno en dificultades, dándole esperanzas de un retorno conservador. Graham Brady reforzó esta creencia, afirmando que no hay razones terrenales para que el partido no pueda volver al poder en cuatro o cinco años.

Exministros argumentaron que, contrariamente al discurso laborista, la economía que dejaron no era un desastre, citando la baja tasa de desempleo y la reducción del déficit como pruebas de una gestión económica sólida. Jeremy Hunt incluso refutó la idea de que su legado económico fuera el peor desde la Segunda Guerra Mundial.

En el evento, algunos miembros del partido, como Liz Truss, cuyo único compromiso de discurso atrajo multitudes, parecieron encontrar perdón por errores del pasado; incluso Rishi Sunak, cuyo arriesgado adelanto de elecciones terminó en derrota, fue acogido con cánticos de apoyo.

No obstante, figuras como Michael Gove urgen al partido a no caer en la autocomplacencia, advirtiendo que las fallas de trabajo del gobierno de Starmer no debería hacerles confiarse. Adicionalmente, Rachel Wolf, coautora del manifiesto conservador de 2019, subrayó la ausencia de un análisis profundo sobre los desafíos en los servicios públicos.

En este contexto de optimismo precavido, los conservadores debaten entre una retórica exuberante y una urgente necesidad de autoevaluación, mientras observan de cerca al nuevo liderazgo laborista. Será vital en los próximos años si logran canalizar estas percepciones en una recuperación electoral o si están, como sugiere el escepticismo de algunos, en un estado de negación colectiva.