El reciente auge de calor extremo ha llevado a las instituciones estadounidenses a replantear sus estrategias hacia la protección de trabajadores expuestos a altas temperaturas. Tras décadas de investigaciones y recomendaciones por parte de la Agencia Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH), el gobierno propuso una normativa para regular las condiciones laborales bajo calor sofocante. Sin embargo, el camino hacia su implementación parece empinado y sinuoso.
Con la administración Trump liderando un masivo recorte de personal en agencias clave como NIOSH, se pierde una fuente vital de conocimiento y experiencia en la protección contra el calor. Este recorte compromete la proposición de normativas y los debates necesarios para elaborar regulaciones eficaces. NIOSH, que ha estado abogando por normas de seguridad frente al calor desde 1975, ahora ve desmantelado gran parte de su equipo especializado justo cuando el verano amenaza con temperaturas cada vez más altas.
OSHA, otra pieza crucial en esta maquinaria de regularización, se enfrenta a obstáculos para establecer normas efectivas sin contar con el respaldo técnico de NIOSH. Los expertos de NIOSH, que habían trabajado en el diseño de las reglas, no estarán disponibles durante las audiencias públicas en junio, lo que complica aún más la tramitación de la normativa.
El estado actual refleja un potencial retroceso en las medidas de seguridad laboral, a pesar del reconocimiento de que el calor mata a más estadounidenses que cualquier otro desastre natural. Empresas y trabajadores necesitan claridad y protección. Las industrias, especialmente la agrícola y la construcción, que experimentan la mayoría de las muertes relacionadas con el calor, se encuentran ahora en una compleja encrucijada.
En esencia, la continua lucha por equiparar la normativa sobre exposición al calor con la rigurosidad científica que dictamen necesario se encuentra en jaque. Sin el testimonio experto y la fundamentación que NIOSH proveía, el futuro de estas regulaciones pende de un hilo delicado. Se necesita un esfuerzo consolidado de múltiples frentes para asegurar que las voces correctas sean escuchadas y que las vidas de los trabajadores sean, en último término, protegidas.