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martes 6 de de 2025

Reorganización de la EPA: Adiós a oficinas clave para la regulación climática

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Trump, ha anunciado un plan de reestructuración que marca un drástico cambio en su enfoque hacia el control de las emisiones de gases de efecto invernadero y regulación de la contaminación del aire. Lee Zeldin, administrador de la EPA, confirmó en un evento con funcionarios que los programas de OAP y OAQPS, encargados de estas tareas, serán eliminados para finales de este año fiscal. Este cambio supone el cierre de oficinas clave y la transferencia de sus funciones a nuevos departamentos que serán creados bajo la Oficina de Aire y Radiación (OAR).

El nuevo plan, que aún puede enfrentar obstáculos desde el Congreso, incluye la creación de la Oficina de Programas de Aire Limpio y la Oficina de Asociaciones de Aire Estatales. Según la EPA, este reordenamiento busca “alinear las obligaciones estatutarias y las funciones esenciales de la misión”. A pesar de la resistencia de algunos expertos, muchos programas de OAP como el control de la lluvia ácida y los programas para sustancias refrigerantes serán asumidos por la nueva estructura.

La reestructuración también supondrá la eliminación de la Oficina de Investigación y Desarrollo, afectando a más de 1,500 empleados dedicados a la ciencia y la investigación centralizada. A su vez, la EPA está considerando retirar la lista de gases de efecto invernadero como contaminantes regulados, presagiando un potencial fin para el inventario anual de gases de efecto invernadero.

Críticos de la medida advierten sobre el impacto de perder datos federales fiables que afectan las acciones climáticas a nivel estatal y local. Muchas de estas funciones, tan vitales según el análisis de expertos como Rachel Cleetus de la Unión de Científicos Preocupados, podrían perderse, debilitando la capacidad de respuesta de EE. UU. frente al cambio climático internacional, a menos que el Congreso actúe para salvaguardarlas.

Al reforzar asociaciones con empresas privadas que lideran el mercado de sustitutos de HFC, como Honeywell, la administración espera continuar la innovación sin las regulaciones consideradas onerosas por la administración Trump. Los opositores temen que estas decisiones sean más una manobra política que una estrategia medioambiental sostenible. La comunidad científica y política observa con atención los próximos movimientos en la EPA, que podrían definir el rumbo de la política ambiental en los próximos años.