Una batalla legal centrada en los derechos de autor ha puesto a Perplexity AI en el ojo del huracán. The New York Times ha lanzado un desafío legal contra la startup tecnológica, financiada por el magnate Jeff Bezos, al enviarles una carta de cese y desistimiento. El periódico acusa a Perplexity de utilizar su contenido, cuidadosamente investigado y editado, en su portal de inteligencia artificial sin el permiso adecuado. Este acto, aseguran desde la publicación, ha llevado a la startup a beneficiarse injustamente de su trabajo sin una debida licencia.
El documento, además, contiene un ultimátum claro: Perplexity tiene hasta el 30 de octubre para responder a estas acusaciones antes de que el Times tome medidas legales más serias. La respuesta del director ejecutivo de Perplexity, Aravind Srinivas, fue inmediata al señalar que no están ignorando la notificación y muestran un interés significativo en colaborar con todos los editores, incluido el propio New York Times.
Sin embargo, este no es el primer roce que el diario ha tenido con el campo de la inteligencia artificial. Anteriormente, OpenAI y Microsoft fueron llevados ante la justicia por cargos similares de uso de contenido del Times en el entrenamiento de sus sistemas de IA. Según el periódico, estas empresas habrían empleado más de 66 millones de registros extraídos de sus archivos, capturando casi un siglo de contenido protegido por derechos de autor para nutrir sus modelos de IA.
Por si fuera poco, Amazon Web Services también ha iniciado investigaciones sobre Perplexity durante el verano. Wired informó que un servidor alojado en los servicios en la nube de Amazon y operado por Perplexity había visitado repetidas veces los sitios de Condé Nast. Este servidor escaneó cientos de publicaciones en su búsqueda de contenido para alimentar sus respuestas y colecciones de datos.
La situación se enmarca en una creciente preocupación en torno a cómo las empresas de IA gestionan contenidos protegidos por derechos de autor. Mientras las empresas tecnológicas exploran nuevas fronteras, también surgen desafíos significativos sobre las prácticas éticas y legales. La resolución de este caso podría ser un referente sobre los límites de uso de contenido en la era digital.