El presidente Donald Trump ha tomado la decisión de pausar las asignaciones de un programa federal que, desde 1989, ha sido crucial para proteger propiedades y personas de desastres naturales. Este programa, conocido como el Programa de Mitigación de Riesgos (HMGP, por sus siglas en inglés), ha sido vital para la preparación de comunidades ante desastres como inundaciones, huracanes y terremotos.
A partir de principios de abril, Trump comenzó a detener la aprobación de nuevas asignaciones de este programa, que ha destinado casi 18 mil millones de dólares para proteger 185,000 propiedades. Algunos de los proyectos financiados incluyen la demolición de edificios en zonas propensas a inundaciones y el reforzamiento de hospitales y plantas eléctricas.
Entre los estados más beneficiados, Luisiana ha recibido 2.5 mil millones de dólares para proteger 10,000 propiedades. Sin embargo, se muestra preocupación ante la paralización de estos fondos, ya que podría afectar futuros esfuerzos para minimizar daños de desastres naturales.
Mientras el programa tiene sus críticos, es ampliamente reconocido por reducir costos a largo plazo al ayudar a las comunidades a reconstruirse de una manera más resiliente. Sin embargo, Trump también canceló otro programa de subvenciones de FEMA, lo que ha generado alarma entre autoridades locales y estatales, quienes temen verse desprovistos de importantes recursos para protección contra desastres futuros.
Recientemente, y de manera inusual, el presidente negó la solicitud de Virginia para recibir fondos de mitigación pese a que sí aprobó su declaración de desastre por las recientes inundaciones. Esta es la primera vez en al menos 27 años que un presidente niega tal solicitud mientras aprueba la ayuda por desastre, provocando preocupación por un enfoque más restrictivo hacia FEMA.
La falta de comentarios por parte de la Casa Blanca añade incertidumbre al futuro del programa. Los cambios sugeridos por el administrador interino de FEMA, Cameron Hamilton, indican una reevaluación y posible rediseño de las subvenciones, incluyendo potenciales recortes a la ayuda para desastres menores y tormentas de nieve.
Así, las decisiones del presidente Trump podrían implicar un reequilibrio de la responsabilidad financiera entre el gobierno federal y los estados en términos de recuperación de desastres. Esta perspectiva ha sido acogida con escepticismo por algunos expertos, quienes apuntan que muchos estados no tienen la capacidad financiera para sustituir los fondos que proporcionaba FEMA.
Para algunos estados, esta nueva política representa un desafío significativo, ya que la financiación de la mitigación es fundamental para evitar pérdidas millonarias futuras y preservar la seguridad de sus ciudadanos. Mientras se debate el futuro de estas políticas, las comunidades que dependen de estos fondos para reforzar sus infraestructuras se mantienen en vilo, esperando decisiones que determinen su capacidad de respuesta ante el desastre.