El uso de inteligencias artificiales en el ámbito de la salud mental está atrayendo cada vez más atención, generando resultados prometedores pero también algunas preocupaciones. Un reciente estudio realizado en la Universidad de Indiana se centra en cómo los chatbots con modelos de lenguaje grande (LLM) pueden proporcionar apoyo terapéutico, especialmente para aquellos reacios o incapaces de acceder a la atención tradicional de salud mental. Este enfoque se basa en la creciente prevalencia de trastornos mentales a nivel mundial, destacándose la depresión y la ansiedad como los más comunes.

Los chatbots como Woebot y plataformas como Headspace y Moodpath han demostrado ser herramientas útiles para quienes buscan apoyo emocional o esperan manejar sus estados de ánimo. Sin embargo, aunque estos sistemas brindan un soporte sin juicios y potencialmente accesible para muchos, persisten preocupaciones sobre la seguridad de los datos y la sensibilidad de las respuestas frente a situaciones de crisis.

El estudio evaluó la eficacia de doce chatbots basados en LLM. Los participantes del estudio, conformados mayoritariamente por jóvenes adultos, señalaron la utilidad de estos bots para abordar necesidades como las de un “terapeuta de cinco minutos” o “solo alguien para hablar sin juicios”. Sin embargo, emergieron preocupaciones sobre la privacidad de las interacciones y la capacidad de estos bots para detectar señales de alerta o cambios emocionales sutiles.

Los expertos coinciden en que, si bien los chatbots ofrecen una interacción conveniente y accesible, no reemplazan a los terapeutas humanos en situaciones complejas de salud mental. El estudio apunta a que estos bots deben perfeccionarse para manejar mejor las indicaciones emocionales y proporcionar consejos más personalizados, sin embargo, su potencial como complementos de cuidado inmediato sigue siendo incuestionable.

En conclusión, mientras los AI chatbots representan un recurso valioso y emergente en la atención de salud mental, su eficacia depende de mejoras continuas en la incorporación de sensibilidades emocionales y protocolos de escalamiento adecuado a profesionales humanos cuando sea necesario. Prepárense para ver una futura transformación en cómo abordamos la salud mental con la ayuda de estas herramientas tecnológicas, aunque nunca deben sustituir completamente la interacción y empatía humana.