Investigadores de las universidades de Stanford y Michigan han presentado una novedosa propuesta para abordar las deficiencias de los algoritmos de clasificación de contenidos en redes sociales. Su propuesta busca superar el enfoque limitado de estos algoritmos, que tradicionalmente han priorizado señales de participación, como ’likes’ y ‘comparticiones’, sobre un espectro más amplio de valores sociales y humanos.

En respuesta a esta problemática, el equipo desarrolló una biblioteca de valores pluralistas compuesta por 78 elementos, denominada Alexandria. Este sistema permite a los usuarios personalizar el ranking de sus feeds sociales en función de los valores que desean priorizar: desde el bienestar emocional hasta el enfoque en discursos productivos. La herramienta emplea un modelo de lenguaje grande (LLM) para clasificar contenidos en tiempo real.

El proyecto no quedó solo en el enunciado teórico; se creó una extensión de navegador que re-ordena en tiempo real el feed de X/Twitter conforme a los deseos del usuario. Para validar la operatividad y aceptación de este enfoque, realizaron dos estudios: uno cualitativo con 12 participantes, y otro cuantitativo con 257 individuos, quienes demostraron que esta personalización proporciona un control más granular y ajustado a sus necesidades.

Una parte significativa de los estudios se centró en cómo diferentes valores pueden redefinir el consumo de contenidos. Entre los valores más seleccionados por los participantes se encontraron “Conocimiento e informatividad”, “Utilidad” y “Progreso”, lo cual manifiesta una inclinación hacia contenidos útiles y educativos, más allá del simple compromiso social.

El desarrollo de Alexandria representa un avance notable en la democratización del consumo de contenido digital. No obstante, el equipo de investigadores identifica desafíos pendientes, como el riesgo de crear cámaras de eco si los usuarios solo priorizan valores que reafirman sus creencias preexistentes.

En conclusión, Alexandria es un ejemplo tangible de cómo la tecnología puede expandir horizontes éticos y humanos en los algoritmos que moldean parte crucial de nuestra interacción diaria con las redes sociales. Sin embargo, la implementación de este sistema requiere balancear las preferencias individuales con la necesidad de preservar un diálogo social abierto y diverso.