La inteligencia artificial generativa, conocida como Gen AI, ha emergido como una tecnología crucial con amplias repercusiones en diversos ámbitos de la sociedad. Sin embargo, su despliegue plantea multitud de riesgos y desafíos que requieren una evaluación cuidadosa. Hasta el momento, no ha habido un estudio interdisciplinario exhaustivo que ofrezca una comparación sistemática entre los sistemas de inteligencia artificial generativa de código abierto y los propietarios, particularmente en lo que respecta a sus respectivas ventajas y desventajas.
La investigación revela un claro contraste entre los modelos abiertos y cerrados de inteligencia artificial generativa. Los sistemas abiertos ofrecen mayor transparencia, audibilidad y flexibilidad, permitiendo un escrutinio independiente y la mitigación de sesgos. Sin embargo, en términos de soporte técnico y facilidad de implementación, los sistemas cerrados ofrecen ventajas pero sacrifican la igualdad de acceso, la responsabilidad y la supervisión ética.
Además, el estudio subraya la importancia de la gobernanza multiactor, la sostenibilidad ambiental y los marcos regulatorios para garantizar un desarrollo responsable de la inteligencia artificial. Los sistemas propietarios limitan el acceso a sus códigos fuentes y datos de entrenamiento, lo que impide auditorías independientes y plantea riesgos de seguridad y sesgo.
En contraste, los modelos de código abierto, como BLOOM y Pythia, aunque enfrentan el desafío de la sostenibilidad y escalabilidad, se destacan por su enfoque inclusivo y participativo, promoviendo tanto la transparencia como la innovación colaborativa. Su desarrollo requiere un esfuerzo colectivo que debería estar respaldado por políticas públicas consistentes.
Además, la preocupación sobre el impacto ambiental también se ha destacado como un factor importante en esta comparativa. Los modelos propietarios a menudo operan sin transparencia sobre su huella de carbono, mientras que los modelos abiertos permiten ajustes que pueden reducir significativamente el consumo de energía.
Al final del análisis, se concluye que los sistemas abiertos representan no solo una alternativa tecnológica viable, sino también un paradigma de desarrollo y gobernanza más equitativo y responsable. El compromiso con un marco de inteligencia artificial abierta, pública y segura puede contribuir a mitigar las limitaciones estructurales inherentes a los sistemas propietarios, combinando la apertura del código con la gobernanza colaborativa.