Fisker, el fabricante de vehículos eléctricos, se encuentra bajo escrutinio a medida que la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (SEC, por sus siglas en inglés) ha iniciado una investigación sobre sus prácticas empresariales. Esta semana ha sido particularmente difícil para la industria de vehículos eléctricos, especialmente para Fisker, ya que recibió varias citaciones de la SEC apenas cuatro meses después de presentar una solicitud de protección por quiebra. Aunque los detalles precisos de las citaciones no fueron revelados, está claro que la SEC está investigando a fondo a la atribulada empresa que se vio obligada a declararse en bancarrota en junio.

El colapso de Fisker no ha sido repentino. Desde el año pasado, la empresa ha estado luchando con los problemas que comenzaron con el lanzamiento problemático de su SUV modelo Ocean. A pesar de haber producido más de 10,000 unidades, Fisker solo logró vender unas pocas miles. Esto representó una significativa pérdida de margen bruto del 35% en el informe de ganancias del cuarto trimestre del año pasado. Frente a estas dificultades financieras, en marzo de este año, la compañía decidió despedir al 15% de su fuerza laboral y cambiar a una estrategia de ventas directa al consumidor como intento de revitalizar su negocio.

El portavoz de Fisker ha optado por no hacer comentarios sobre la investigación potencial ni sobre la existencia de la misma, dejando a inversores y consumidores con más preguntas que respuestas sobre el futuro de la empresa.

Por otro lado, Fisker no es el único jugador en la industria de EVs que ha encontrado adversidades recientemente. Tesla también ha enfrentado contratiempos notorios, siendo el más reciente el quinto retiro del mercado de su problemático Cybertruck.

La situación de Fisker refleja los desafíos más amplios que enfrenta la industria de vehículos eléctricos en un entorno en el que la competencia está en aumento y las expectativas del mercado no siempre se cumplen. La incertidumbre generada por la investigación de la SEC aumenta las dificultades para una empresa que ya está en una posición financiera precaria. El futuro de Fisker, un pionero en su tiempo, parece incierto, pero habrá que esperar para ver si estas medidas administrativas logran enderezar el rumbo.