El avance de las tecnologías emergentes nos pone frente a desafíos significativos en términos de sostenibilidad y eficiencia energética de los sistemas de software. La creciente digitalización y la aparición de herramientas como la inteligencia artificial generativa y el blockchain ya impactan significativamente el porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero. Actualmente, la industria de las tecnologías de la información y comunicación representa entre el 2% y el 7% de las emisiones globales, un número que podría elevarse hasta un 14% para 2040, si no se toman acciones efectivas.
Un problema crucial es la falta de estándares específicos encaminados a identificar debilidades comunes en el desarrollo de software que comprometan la sostenibilidad. Estudios preliminares sugieren que un enfoque en la optimización del código y el uso de herramientas automáticas para detectar y rectificar debilidades podría reducir en gran medida el impacto energético de estos sistemas.
El proyecto liderado desde Accenture Labs propone el desarrollo de una base de conocimiento estándar que ayudaría a los desarrolladores a identificar y mitigar vulnerabilidades que potencialmente incrementan el consumo energético. Basado en modelos previos como el CWE —con más de 932 debilidades catalogadas—, se sugiere que el mismo enfoque puede adaptarse a temas de sostenibilidad mediante una categorización específica.
Experimentos realizados en ejemplos de código Java utilizando CWE sugieren que la implementación de prácticas de codificación optimizadas puede reducir significativamente el consumo de energía. Un ejemplo ilustrativo muestra una mejora del 75.14% al corregir la concatenación de cadenas de texto de manera ineficiente. Por otro lado, la comparación de referencias de objetos únicamente mediante operadores ‘==’ o ‘!=’ alargaba considerablemente el tiempo de ejecución, incrementando el consumo de energía por más del 312%.
Para avanzar hacia un software más ecológico es esencial un análisis sistemático de las debilidades existentes para evaluar su impacto en sostenibilidad. Esto, junto con frameworks de evaluación y reglas claras, podría crear un marco sostenible integral al que podría sumarse toda la comunidad de desarrollo de software.
En conclusión, el camino hacia la sostenibilidad en software exige tanto el compromiso de las personas en la industria del software como una infraestructura sólida de conocimiento. Los pasos dados hacia la creación de una base de conocimiento ecológico destacan los retos y el arduo trabajo necesario. Sin embargo, con un esfuerzo colectivo y enfoque colaborativo, la meta de reducir el impacto ambiental del software es alcanzable.