En un estudio reciente de JetBrains Research, se indaga cómo los desarrolladores entienden y adoptan herramientas de desarrollo impulsadas por inteligencia artificial (IA). Según los hallazgos, la forma en que los desarrolladores conceptualizan la IA determina su aceptación tecnológica. El análisis cualitativo de 38 entrevistas junto a una encuesta cuantitativa a 102 participantes revelan dos modelos mentales principales: IA como herramienta inanimada y como compañero de trabajo humano.
Los roles atribuidos a la IA varían entre aquellos que la perciben como una herramienta de apoyo, como asistente o guía de referencia, y aquellos que la ven como un experto en la materia, desempeñando funciones de asesor o solucionador de problemas. Este dualismo en la conceptualización sugiere que los desarrolladores que perciben la IA como simple herramienta técnica esperan rigurosos estándares de rendimiento, mientras que quienes la ven como colaborador son más tolerantes con sus limitaciones.
El estudio muestra una clara correlación positiva entre los roles atribuidos a la IA, la percepción de su utilidad y la facilidad de uso, sugiriendo que cuanto más diversos roles se le asignen a la IA, mayor será la tendencia a adoptarla. Se destaca que el modelo de aceptación tecnológica (TAM) identifica la utilidad percibida y la facilidad de uso percibida como determinantes clave en la adopción de las tecnologías.
No obstante, el estudio revela que la conceptualización de la IA también puede depender del nivel de experiencia en programación del usuario. Novatos tienden a ver la IA como un mentor, mientras que expertos pueden equipararla a un asistente junior que aún requiere supervisión. Estos hallazgos invitan a una reflexión sobre cómo las plataformas pueden ajustar sus enfoques para satisfacer estas expectativas diversas.
Finalmente, las herramientas de desarrollo impulsadas por IA podrían beneficiarse al ofrecer estilos de interacción personalizables que se alineen con estos modelos mentales, fomentando tanto un modo de “asistente técnico” como otro de “socio colaborativo”. Al personalizar la comunicación y enmarcar sus capacidades dentro de contextos prácticos, se podrían optimizar los procesos creativos y mejorar la adopción tecnológica en entornos de desarrollo de software.