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martes 29 de de 2025

Los Bugs en Videojuegos: Un Reto para los Desarrolladores y Jugadores

El estudio realizado por Jessica Backus de la Universidad Purdue ha puesto bajo la lupa el impacto que los bugs y glitches tienen en la experiencia de los jugadores de videojuegos. Utilizando métodos de observación en plataformas como Twitch, Backus analizó cómo estos errores afectan a los jugadores y qué tan severos pueden ser.

Uno de los puntos de partida de su investigación era definir qué cantidad de bugs convierte a un juego en “aceptable” o “injugable”. La pregunta es crucial puesto que los errores dependen en gran medida de la percepción subjetiva de los jugadores. Algunos bugs son percibidos como molestos pero soportables, mientras que otros pueden arruinar completamente la experiencia de juego. Un jugador puede encontrar que no poder interactuar con un objeto dentro del juego es un bug severo, mientras que otro podría experimentar frustración si un bug hace que su avatar atraviese objetos sólidamente.

Backus también investigó una pregunta sobre la severidad de los bugs. Su análisis de diversas transmisiones en línea reveló que cuando un bug afecta elementos básicos del juego, como los gráficos o los controles, estos son percibidos como más graves. Durante una observación del juego “Call of Duty: Warzone”, un bug causó que todos los jugadores experimentaran un resplandor excesivo al entrar en ciertos edificios, provocando comentarios de desagrado de los jugadores. Este tipo de bugs, que afectan de forma masiva la interacción básica, son claramente perjudiciales.

En otro nivel, los “glitches” intencionales fueron destacados durante el estudio. Por ejemplo, los jugadores explotaron un glitch en el que un amunicionador colocado sobre un camión podía crear una torre móvil, distorsionando la mecánica original del juego. Tales glitches son debatidos en el ámbito de los eSports, donde algunos definen esta explotación como trampa, mientras que otros lo consideran como una parte hábil del juego.

Por último, los hallazgos de Backus ofrecen un marco para que los desarrolladores de juegos prioricen qué bugs corregir al considerar cómo afectan los errores a las funciones esenciales y qué tanto reverberan en la comunidad de jugadores.

El estudio sugiere que, aunque no todos los bugs afectan la jugabilidad de manera uniforme, aquellos que obstaculizan funciones básicas deberían ser el principal objetivo de futuras correcciones. Además, se pone en relieve cómo la interacción con la comunidad de jugadores puede brindar información valiosa sobre cuáles errores mejoran o arruinan la experiencia de juego.