El 24 de abril, con la publicación de un video y un conjunto de documentos, el Departamento de Transporte de EE.UU., liderado por Sean Duffy, anunció cambios significativos en la normativa de autos sin conductor. Duffy enfatizó que, en medio de una competencia internacional con China, es crucial avanzar en la innovación de vehículos autónomos. Estas nuevas reglas reducirán el reporte obligatorio de datos de accidentes para las empresas, mientras buscan fortalecer la posición de los robo taxis fabricados en EE.UU. frente a sus equivalentes extranjeros.
El cambio, presentado por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA), entrará en vigor el 16 de junio e impactará en los niveles 2 a 5 de automatización vehicular. Si bien se mantendrán ciertas obligaciones de reporte, como las relacionadas con incidentes fatales o que involucren peatones, se facilitará la operación de vehículos experimentales fabricados en EE.UU., otorgándoles exenciones similares a las que disfrutan actualmente los fabricantes extranjeros.
Sin embargo, la modificación de estas regulaciones ya ha generado críticas. Cathy Chase, presidenta de la organización Advocates for Highway and Auto Safety, destacó la importancia de la transparencia sobre el desempeño de estos vehículos en las carreteras públicas. La reducción de la información requerida podría privar a los investigadores de identificar patrones críticos de seguridad.
Un aspecto conflictivo de la normativa es la posibilidad de que las empresas retengan información sobre las condiciones de conducción, descripción del accidente y versión del software autónomo utilizado, lo que plantea preocupaciones sobre la falta de acceso público a datos significativos sobre el rendimiento real de la tecnología autónoma.
En un intento por fomentar la innovación local y potenciar la competitividad de las fábricas nacionales frente a la mole manufacturera de China, los cambios podrían promover la creación de empleos y acelerar el lanzamiento de proyectos nacionales como el “Cybercab” de Tesla.
Aunque algunos elogian el impacto positivo de estas reglas en el sector, otros advierten que la reducción de reportes podría debilitar los sistemas de alerta temprana y diluir el rigor de los procesos de exención, sobre todo considerando los limitados recursos de la NHTSA tras recortes presupuestarios.
El equilibrio radica en la apuesta por liberar a las empresas de cargas burocráticas, favoreciendo así su ventaja competitiva en el futuro de los vehículos autónomos. Con una mirada en el retrovisor hacia China y otra fija en el desarrollo tecnológico, EE.UU. busca marcar el rumbo hacia lo que denomina “la edad de oro del transporte”.