Microsoft ha hecho un movimiento sorprendente para satisfacer las crecientes necesidades de energía de sus sistemas de inteligencia artificial. En un giro inesperado, la compañía ha firmado un acuerdo de 20 años para comprar energía de la planta nuclear, ahora inactiva, de Three Mile Island. Esta no es cualquier instalación; es el sitio del peor accidente nuclear en suelo estadounidense, ocurrido en 1979 en Londonderry Township, Pensilvania.

La reactivación de plantas nucleares para alimentar el sector tecnológico refleja una tendencia creciente hacia el uso de fuentes energéticas de bajo carbono. Pero este no es un proceso sencillo ni común. Los expertos en energía nuclear han expresado preocupaciones sobre la seguridad de reactivar plantas como Three Mile Island.

Holtec International, con sede en Florida, planea seguir una ruta similar al reiniciar la planta nuclear de Palisades en Michigan. Esta planta, cerrada en 2022, contará con el apoyo de una financiación significativa del Departamento de Energía de EE. UU., que ve estas plantas como una pieza clave en el cumplimiento de los objetivos climáticos del país. Sin embargo, el camino hacia la reapertura está lleno de complicaciones regulatorias y de seguridad, ya que las plantas cerradas dejaron de cumplir con sus especificaciones técnicas estrictas.

La reevaluación y posiblemente la renovación de componentes metálicos corroídos dentro de estas plantas, como cables y generadores, será necesaria antes de que puedan entrar en operación nuevamente. No se trata simplemente de encender un interruptor; es un proceso arduo que implica una revisión meticulosa.

Actualmente, Estados Unidos se enfrenta al desafío de asegurar combustible nuclear. Históricamente, ha dependido de proveedores internacionales, incluyendo a Rusia, para las materias primas necesarias. Sin embargo, los esfuerzos están en marcha para reducir esta dependencia y desarrollar una cadena de suministro interna robusta, que se espera sea apoyada por una inversión del Departamento de Energía en uranio enriquecido domésticamente.

Conforme más plantas nucleares intentan su regreso, las resistencias no se harán esperar. La proximidad de algunas plantas, como Indian Point cerca de Nueva York, a centros urbanos significativos hace poco probable su reapertura debido a las preocupaciones de seguridad pública.

Sin embargo, el renacimiento nuclear no se limita a horas desactivadas. Existen planes para implementar nuevos reactores avanzados en sitios preexistentes, aprovechando las líneas de transmisión e infraestructura intacta. Estos nuevos reactores podrían ser un faro de la energía del futuro, ya sea impulsado por centros de datos o aplicaciones novedosas del siglo XXI.

A medida que el mundo tecnológico consume cada vez más energía, la pregunta persiste: ¿podrán estos movimientos satisfacer las demandas mientras cumplen promesas climáticas?