En la cada vez más opulenta Wigmore Street de Londres, un nuevo desarrollo promete revolucionar la manera en que cocinamos, aunque solo si se tiene el bolsillo adecuado para ello. Moley Robotics ha presentado un brazo robótico, llamado X-AiR, una creación de Dr. Mark Oleynik, diseñado para realizar labores culinarias en la cocina de lujo. Este robot no es para cualquier presupuesto, ya que hacerse con uno supone un desembolso inicial de 105.000,00 €, incluídos el aparato y otros componentes de cocina que deben ser compatibles.
El X-AiR es un brazo robótico con capacidades limitadas, pero muy precisas. Carece de tecnología incorporada de visión o percepción, por lo que opera en base a los datos preprogramados, recurriendo a una cámara más orientada al soporte técnico que a asistirle durante la cocción. Un arsenal de recetas desarrolladas por la clínica SHA Wellness le permite diversificar las comidas que puede preparar, adaptadas por el chef James Taylor para su ejecución con este robot de un brazo.
La demostración de rigor incluyó la elaboración de un salteado de tofu asiático, donde, pese a las limitaciones muy humanas del no tan querido tofu, el brazo robótico logró plasmar todos los sabores con precisión. El robot sigue instrucciones minuciosamente, colocando ingredientes, removiendo y supervisando las etapas de cocción. Sin embargo, de vez en cuando ciertos ingredientes pueden quedarse adheridos, una limitación de su sistema actual que carece de percepción visual.
Hay ciertos aspectos de la preparación de comidas que aún escapan al horizonte del X-AiR. La proporción de alimentos que puede preparar por sesión varía entre ocho y diez porciones; suficiente para una pequeña fiesta, aunque no tan eficiente si los ingredientes no son los exactos. La automatización de tareas menos apreciadas como pelar zanahorias sigue siendo un sueño lejano, ya que involucra demasiadas dinámicas complejas que el presente diseño no contempla.
El futuro para el brazo robótico de cocina, según Oleynik, es prometedor una vez que pueda reducirse el costo a un precio que deje de espantar. Mientras tanto, Moley se enfoca en captar la atención del público con recursos desmesurados, quienes podrían ver una inversión rentable en su robot en el lapso de un año, comparándolo con el costo de contratar un chef privado a diario.
Hay potenciales aplicaciones más allá de la calma doméstica, como servir comida fresca en vuelos de alta categoría o estaciones de servicio remotas, donde un chef no es siempre económicamente viable. La expectativa es que las sociedades y hoteles puedan aprovechar esta tecnología innovadora y económicamente eficiente a futuro, garantizando un retorno en el primer año de adopción. A la larga, esperan que el precio de esta máquina de cocina de lujo pueda rondar los 13.000,00 €, mucho más accesible para quienes no ven obstáculo en gastar una fortuna en aparatos de calidad.